El hombre cuyo cráneo aún conserva tejido cerebral 2.500 años después de morir, fue asesinado
Los nuevos análisis de este insólito cráneo con cerebro revelan que el hombre fue ahorcado y después decapitado. Por último, su cabeza fue enterrada.
Esta inquietante cabeza de un hombre de la Edad de Hierro fue encontrada durante las excavaciones arqueológicas emprendidas a raíz de los hallazgos hechos durante unas obras de expansión del campus de Heslington East de la Universidad de York, Gran Bretaña.
Los arqueólogos hicieron el descubrimiento en una zona rica en campos de cultivo, senderos y edificios.
El descubrimiento fue del todo inesperado. La arqueóloga Rachel Cubitt estaba limpiando de tierra la superficie externa de la calavera, cuando sintió que algo se movía dentro de ésta. Escudriñando el interior de la base del cráneo, descubrió una sustancia amarilla anormal.
Los investigadores aplicaron al cráneo un tratamiento especial de conservación, y buscaron asesoramiento médico especializado.
Se utilizó el sofisticado escáner de tomografía computerizada del Hospital de York para producir imágenes sorprendentemente nítidas del contenido del cráneo. Philip Duffey, neurólogo del hospital, tampoco podía salir de su asombro.
Imagen del cráneo obtenida mediante un escáner médico. Foto York Archaeological Trust.
La conservación de restos de cerebro donde ningún otro tejido blando se conserva es sumamente infrecuente. Este cerebro es fascinante porque está muy bien conservado, a pesar incluso de ser el hallazgo más antiguo de este tipo registrado en el Reino Unido, y uno de los más antiguos del mundo.
Desde el descubrimiento, el cerebro y el cráneo se han conservado en condiciones estrictamente controladas, aunque los científicos han examinado muestras usando una amplia gama de instrumentos sofisticados.
Un equipo multidisciplinario de científicos, incluyendo arqueólogos, químicos, bioarqueólogos y neurólogos, fue formado para tratar de averiguar cómo el cerebro de este hombre ha podido conservarse tan bien cuando el resto de los tejidos blandos se deterioró dejando sólo los huesos.
La intensa labor de estudio del cráneo ha dado ya algunas respuestas, aunque otros misterios siguen esperando ser resueltos.
De entre las respuestas, destacan las referentes a la muerte del enigmático sujeto.
Los científicos han llegado a la conclusión de que las fracturas y las marcas en los huesos sugieren que el hombre, que tenía entre 26 y 45 años, murió ahorcado, tras lo cual fue cuidadosamente decapitado y luego su cabeza fue enterrada sola, sin el resto del cuerpo.
En las muestras de material cerebral se encontró una secuencia de ADN semejante a las secuencias halladas en unos pocos individuos en la región italiana de la Toscana, y en Oriente Próximo.
La datación por radiocarbono sugiere que los restos mortales datan de entre los años 673 y 482 antes de Cristo.
Queda pendiente de resolver el enigma de cómo el cerebro de este hombre ha podido resistir tan bien los efectos de la muerte durante dos milenios y medio. El equipo de Sonia O'Connor, que incluye expertos en diversas especialidades, de las universidades de Bradford, York y Manchester, así como del Instituto de Neurología del University College de Londres, cree que las características del terreno donde el cráneo fue sepultado y la rapidez con que se le enterró fueron seguramente dos de las claves principales para impedir el proceso normal de putrefacción. Algunas características del cerebro pudieron ser otras.
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