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Tuesday, October 11, 2011

Satélite UARS cae a Tierra pero la NASA desconoce el paradero de sus restos


Washington, 24 sep (EFE).- Después de dos décadas en el espacio, el Satélite de Investigación de la Alta Atmósfera (UARS) penetró hoy en la atmósfera terrestre sobre el océano Pacífico sin informes de daños ni heridos, pero la NASA continúa investigando el misterioso paradero de sus restos.

Tras concluir en 2005 una vida científica productiva de casi seis años, el UARS, de 750 millones de dólares y de más de 5,5 toneladas, regresó en añicos a la Tierra en medio de gran ansiedad y conjeturas en las redes sociales sobre el lugar y momento precisos de su llegada.

La NASA calcula que los restos del satélite cayeron a la Tierra "entre las 03.23 GMT y las 05.09 GMT", posiblemente sobre una franja de unos 804 kilómetros.

Durante una conferencia telefónica hoy, la NASA reconoció la dificultad de precisar el lugar donde cayeron sus escombros debido a la extensa dimensión del área.

"No sabemos dónde fue exactamente el punto de reingreso (a la Tierra)" ni "el campo con los deshechos... probablemente nunca lo sabremos", admitió Nick Johnson, principal científico de la NASA a cargo del programa para el manejo de "basura orbital".

"No he visto informes creíbles de que haya personas que han recuperado restos, pero estaremos pendientes y si recibimos algún informe, trataremos de verificarlo y comunicarlo", aseguró Johnson, quien reiteró la teoría de que la mayor parte del satélite cayó al Pacífico.

El científico señaló que "no se trata de una situación única" ya que la NASA registra aproximadamente una vez al año el reingreso a la Tierra de basura orbital del tamaño de los componentes de un satélite.

Ante la falta de datos claros, Johnson dijo que la NASA no descarta que algunos pedazos del UARS hayan caído en algún lugar del noroeste de Norteamérica, posiblemente incluso en el estado de Washington, en la costa oeste de EE.UU.

La noche del viernes, la agencia espacial estadounidense había indicado que partes del satélite pasarían sobre Canadá y África, así como sobre vastas áreas de los océanos Pacífico, Atlántico e Índico.

Según las autoridades, se trata de la primera caída "no controlada" de un satélite desde 1979, cuando tanto la estación espacial Skylab, de 70 toneladas, como el satélite Pegasus 2, de diez, se precipitaron a la Tierra.

La estación espacial rusa Mir, de unas 135 toneladas, atravesó la atmósfera en 2001 directo al Pacífico, pero de forma completamente controlada.

Del tamaño aproximado de un autobús y con un peso de más de 5,5 toneladas, el UARS en realidad representaba un riesgo "muy remoto" para la seguridad de las poblaciones, según mantuvo la NASA a lo largo de dos semanas de rastrear su trayectoria mediante simulaciones.

La probabilidad de que alguno de los restos del UARS alcanzara a una persona era de una entre 3.200, según las autoridades estadounidenses.

Antes de la conferencia con los periodistas, la NASA había recurrido a la red social Twitter para compartir breves datos sobre la situación del satélite, destacando que Estados Unidos se encontraba, según las predicciones, "muy a salvo" del impacto del artefacto.

Los científicos calculaban que el UARS se desintegraría en una enorme bola de fuego al entrar a la atmósfera, pero unas 26 grandes piezas del artefacto -compuestas de acero inoxidable, titanio y berilio- podían soportar las altas temperaturas del reingreso.

Aunque la NASA señaló que el satélite, propiedad del Gobierno de EE.UU., no albergaba materiales considerados peligrosos, sí aconsejaron nuevamente al público que no toquen sus restos -que pueden cortar- y se comuniquen con las autoridades.

Cuando alguien encuentra una propiedad del Gobierno, "podemos pedir su devolución pero tenemos que pagar por el transporte... a menos que le encontremos algún valor, muchas veces no nos molestamos" en recuperar el material, explicó Johnson.

Por otra parte, la NASA asegura que, desde el comienzo de la era espacial, no se ha confirmado ningún caso en el que haya resultado herida una persona por un objeto espacial durante la maniobra de reingreso en la atmósfera.

El transbordador "Discovery" transportó el 15 de septiembre de 1991 este satélite, de 10,6 metros de altura y un diámetro de 4,5 metros, que fue diseñado para estudiar los componentes químicos en la atmósfera y los efectos de la contaminación.

Tras un análisis de los datos recabados, la NASA confirmará en los próximos días si, efectivamente, el Pacífico se convirtió hoy en el cementerio del UARS. EFE

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febrero, 2008
Aprender sin pensar es tiempo perdido, pensar sin aprender es peligroso.
Confucio, filósofo chino.


"No hay viento favorable para el que no sabe a dónde va" (Séneca)

Camuflaje OVNI

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En nuestro mundo, una de las facultades que más nos asombra del mundo animal es la llamada mimetismo. Esta es la capacidad de los organismos vivos para pasar inadvertidos para los depredadores. Las variantes son múltiples, desde cambiar el color del pelaje, confundiéndose con su medio, hasta el de adquirir las formas de su entorno, incluso cuando nosotros mismos observamos el comportamiento de animales de nuestro interés, utilizamos el recurso del camuflaje. En la guerra la invisibilidad es una premisa, es por eso que la nación que logre duplicar el camuflaje OVNI obtendrá todas las ventajas sobre su enemigo. Actualmente existen naves invisibles, por lo menos para el radar, como el llamado Stealth Fighter, que por su diseño y pintura especial pasa inadvertido para los radares.

Einstein, en una de sus teorías afirmaba que mediante procesos magnéticos haciendo vibrar un objeto, esté podría desplazar el espectro electromagnético visible que despiden los objetos haciéndolos completamente indistinguibles para el ojo humano. Teoría que se probaría en el tristemente célebre experimento Filadelfia en 1947, con repercusiones bastante lamentables.

Los rayos infrarrojos y ultravioleta están por encima y por debajo, respectivamente, del espectro visible para el ojo humano. Para que una frecuencia infrarroja pueda ser perceptible son necesarios elementos ópticos y tecnológicos de los que carece el ojo humano, sin embargo, un ejemplo claro para poder realizarlo en nuestro hogar, basta colocar un telemando frente a una cámara de video y observarlo en el monitor de televisión.

Esto explicaría cómo aparece y cómo queda registrado en un video un OVNI, cuando al realizar la grabación éste no se observa y ni siquiera es el centro de atención. No obstante, este fenómeno también se produce en negativos fotográficos aun cuando este proceso (óptico químico) es diferente al video. Dando una idea de que si nuestras percepciones físicas no pueden detectar estos avistamientos, sí se cuenta con elementos para poder observarlos.

Otro tipo de camuflaje OVNI (al menos físico y visible), sería el de adoptar las formas del entorno atmosférico, en este caso nubes. Se han registrado avistamientos donde los observadores de estos fenómenos, ven claramente cómo las nubes tienen movimientos caprichosos en el cielo. Estos movimientos por cierto muy semejantes a los observados a través de la historia, donde incluso algunos casos se observan bajar entidades de las mismas.

Por otra parte, la misma maniobrabilidad de algunos OVNI´s hacen que pasen desapercibidos para algunos instrumentos de detección, esto como es de suponerse, sólo es necesario hallarse fuera del campo que cubre un radar, colocándose por encima o por debajo para pasar inadvertido. En medio de estos parámetros explicativos queda otra interrogativa, ¿se pueden ver o fotografiar entidades que se desarrollan en un plano de tres dimensiones? No, no se puede, ya que no obedecen las leyes físicas y ópticas del mismo comportamiento que conocemos, haciendo imposible dejar constancia en una placa o en un video, al menos con la óptica terrestre tal y como la conocemos.

Como se podrá deducir entonces, el hecho de que observemos OVNI´s en el cielo, sólo puede tratarse de un acto consciente de ser observados y enterarnos que allá arriba está sucediendo algo.