(NC&T) Tal como destacan los autores del estudio, en la comunidad científica existía hasta ahora el convencimiento de que el mundo de aquellos tiempos difería del nuestro en muchos aspectos, incluyendo niveles de dióxido de carbono mucho más altos que los actuales, hasta casi veinte veces más. Sin embargo, es muy difícil deducir con una precisión y fiabilidad lo bastante aceptables los niveles de dióxido de carbono a partir de rocas antiguas.
El equipo, que incluyó a Mark Williams y a Jan Zalasiewicz de la Universidad de Leicester, y que fue dirigido por Thijs Vandenbroucke, que ahora está en la Universidad de Lille 1 (Francia), encontró, en fósiles de una clase muy extendida, un patrón que reveló la posición de los antiguos cinturones climáticos, incluyendo detalles tales como el frente polar, que separa las aguas polares frías de las templadas de latitudes más bajas.
Este patrón que exhibe un perfil de los cinturones que casi no se distingue del moderno, sugiere que los niveles de dióxido de carbono en esa época remota no pudieron ser tan altos como se creía.
Las condiciones en los océanos de aquellos tiempos, similares a las hoy reinantes en los océanos modernos, dan fe de la estabilidad de la atmósfera terrestre y su clima a través de un largo período de tiempo, y demuestran, tal como advierten los autores del estudio, que el aumento artificial actual de las concentraciones de gases de efecto invernadero es un fenómeno aún más anómalo e impactante de lo que se pensaba.
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