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Saturday, June 11, 2011

Tikal, el misterio de los templos mayas


No puede haber nadie en este lugar mágico del norte de Guatemala que no se sienta cautivado por los misterios de una civilización fascinante. Y lo mejor es que aún oculta gran parte de sus secretos.

Tikal ya era un importante centro ceremonial trescientos años antes de Cristo, aunque su época de mayor esplendor no llegara hasta el siglo VII, cuando diez mil personas vivían en su centro y más de cincuenta mil en los alrededores. La mayor parte de las ruinas que hoy pueden contemplarse datan de ese período, en el que indios de todo el Yucatán viajaban a través de la selva para asistir a sus espectaculares ceremonias, ya que Tikal era uno de los lugares más sagrados del mundo maya.

Recorrer las ruinas de Tikal no es tarea fácil. La ciudad, devorada por la selva desde el siglo X, ocupaba una extensión enorme y aunque sólo se han desbrozado las estructuras principales, el área que ocupan exige horas de camino y trepar muchas veces los empinados escalones que conducen al vértice de las pirámides.

Uno podría pasarse meses aprendiendo cosas sobre la cultura maya, que ya sedujo a los conquistadores.

Uno podría pasarse meses aprendiendo cosas sobre la cultura maya, que ya sedujo a los conquistadores. El corazón de Tikal era la Gran Plaza, enmarcada por cinco impresionantes pirámides, la más alta de las cuales, la llamada 'Templo de la serpiente bicéfala', de sesenta y cinco metros de altura, ofrece unas vistas esplendorosas sobre la jungla inacabable que la rodea.

Hay que trepar penosamente antes de alcanzar las plataformas superiores, pero el esfuerzo vale la pena: un manto de terciopelo verde se extiende por doquier envuelto en una bruma baja que se abraza a las copas de los árboles. Entre el algodón de la niebla, la geometría inconfundible de otras pirámides impone su quieta presencia en un paisaje sobrecogedor.
Magia al amanecer

Apenas la luz de la aurora comienza a iluminar las copas de los árboles, mil bramidos profundos surgen del corazón de la selva, encogiendo el ánimo con sus ominosas resonancias. Poco a poco, un coro de aves exóticas despliega su canto entusiasta sobre el incesante estertor agónico de los simios aulladores.

Si la música es un estado del alma, el despertar de la vida en la selva evoca el misterio de lo primigenio, de ese algo irracional que nos retrotrae a los albores mismos de la existencia. Cuando cesa el desgarrador griterío, el silencio vuelve a apoderarse otra vez de todo. Es un instante de magia absoluta, de una placidez inenarrable que queda grabada a fuego en la memoria. A nadie puede extrañarle tras una experiencia así que ese lugar fuera sagrado para los mayas, que acudían a él en peregrinación desde los confines de su imperio.

Claro que no todas las pirámides de Tikal emergen sobre la espesura. Hay muchas de menor tamaño que apenas insinúan su inconfundible silueta triangular bajo montículos cubiertos de musgo y maleza. En algunas, las raíces de los árboles rodean las piedras como brazos celosos que quisieran mantenerlas unidas o axfisiarlas.
La ciudad maya

Los arqueólogos han llegado a la conclusión de que las estructuras piramidales de caras lisas estaban dedicadas, por lo general, a la observación astronómica, mientras que las constituidas por una serie de taludes y plataformas, rematadas en lo alto por una cresta vertical, eran lugares sagrados, de acceso restringido, donde se celebraban las ceremonias religiosas. Finalmente, las que disponían de habitaciones y puertas eran palacios donde moraban los notables de la tribu.

[foto de la noticia]

El corazón de la ciudad lo constituía la Acrópolis, un conjunto de templos y palacios separados por amplios espacios, en los que destacaba el dedicado al Juego de la Pelota, el más sagrado de los rituales mayas. En efecto, este juego no era ningún deporte, sino una especie de duelo, un enfrentamiento ceremonial, que acababa con el perdedor (o el vencedor, según los casos) degollado. Enfrentaba a los jefes de dos tribus rivales que, auxiliados por un escudero de confianza, debían desplazar la pelota, sin tocar el suelo, con la única ayuda de sus caderas, hombros, rodillas y codos. Ni los pies, ni las manos, ni la cabeza podían ser usados en el empeño de albergar la pelota en una oquedad al efecto.

Si el juego se hacía en honor de los dioses del intramundo, el perdedor debía ser sacrificado cortándole la cabeza, manos y pies. Cuando se celebraba en honor de los dioses del supramundo, era el vencedor quien recibía idéntico castigo. Aunque ellos no lo consideraban tal, puesto que confiaban ciegamente en que su honrosa muerte les conduciría directamente al paraíso. Así se zanjaban muchas veces las rivalidades y enfrentamientos entre ciudades, evitando la tragedia de las guerras.

En pocos lugares del mundo lo sagrado llegó a alcanzar cimas tan extremas. Lo que allí estaba en juego no era sólo la fe o la esperanza, sino la propia vida. Habría que remontarse a los mártires cristianos para encontrar una disposición al sacrificio como la que exhibían los mayas.

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Pensamiento de hoy

febrero, 2008
Aprender sin pensar es tiempo perdido, pensar sin aprender es peligroso.
Confucio, filósofo chino.


"No hay viento favorable para el que no sabe a dónde va" (Séneca)

Camuflaje OVNI

Copyright

En nuestro mundo, una de las facultades que más nos asombra del mundo animal es la llamada mimetismo. Esta es la capacidad de los organismos vivos para pasar inadvertidos para los depredadores. Las variantes son múltiples, desde cambiar el color del pelaje, confundiéndose con su medio, hasta el de adquirir las formas de su entorno, incluso cuando nosotros mismos observamos el comportamiento de animales de nuestro interés, utilizamos el recurso del camuflaje. En la guerra la invisibilidad es una premisa, es por eso que la nación que logre duplicar el camuflaje OVNI obtendrá todas las ventajas sobre su enemigo. Actualmente existen naves invisibles, por lo menos para el radar, como el llamado Stealth Fighter, que por su diseño y pintura especial pasa inadvertido para los radares.

Einstein, en una de sus teorías afirmaba que mediante procesos magnéticos haciendo vibrar un objeto, esté podría desplazar el espectro electromagnético visible que despiden los objetos haciéndolos completamente indistinguibles para el ojo humano. Teoría que se probaría en el tristemente célebre experimento Filadelfia en 1947, con repercusiones bastante lamentables.

Los rayos infrarrojos y ultravioleta están por encima y por debajo, respectivamente, del espectro visible para el ojo humano. Para que una frecuencia infrarroja pueda ser perceptible son necesarios elementos ópticos y tecnológicos de los que carece el ojo humano, sin embargo, un ejemplo claro para poder realizarlo en nuestro hogar, basta colocar un telemando frente a una cámara de video y observarlo en el monitor de televisión.

Esto explicaría cómo aparece y cómo queda registrado en un video un OVNI, cuando al realizar la grabación éste no se observa y ni siquiera es el centro de atención. No obstante, este fenómeno también se produce en negativos fotográficos aun cuando este proceso (óptico químico) es diferente al video. Dando una idea de que si nuestras percepciones físicas no pueden detectar estos avistamientos, sí se cuenta con elementos para poder observarlos.

Otro tipo de camuflaje OVNI (al menos físico y visible), sería el de adoptar las formas del entorno atmosférico, en este caso nubes. Se han registrado avistamientos donde los observadores de estos fenómenos, ven claramente cómo las nubes tienen movimientos caprichosos en el cielo. Estos movimientos por cierto muy semejantes a los observados a través de la historia, donde incluso algunos casos se observan bajar entidades de las mismas.

Por otra parte, la misma maniobrabilidad de algunos OVNI´s hacen que pasen desapercibidos para algunos instrumentos de detección, esto como es de suponerse, sólo es necesario hallarse fuera del campo que cubre un radar, colocándose por encima o por debajo para pasar inadvertido. En medio de estos parámetros explicativos queda otra interrogativa, ¿se pueden ver o fotografiar entidades que se desarrollan en un plano de tres dimensiones? No, no se puede, ya que no obedecen las leyes físicas y ópticas del mismo comportamiento que conocemos, haciendo imposible dejar constancia en una placa o en un video, al menos con la óptica terrestre tal y como la conocemos.

Como se podrá deducir entonces, el hecho de que observemos OVNI´s en el cielo, sólo puede tratarse de un acto consciente de ser observados y enterarnos que allá arriba está sucediendo algo.