En la era Mesozoica, 70 millones de años antes de que los primeros pájaros conquistaran los cielos, estos estaban dominados por los pterosaurios, animales con una envergadura de alas que variaba entre la de un gorrión y la de una avioneta Cessna. Los paleontólogos sospechaban que estos reptiles ya extinguidos podían mantener el vuelo batiendo las alas, a juzgar por las evidencias fósiles, pero hasta ahora no se sabía bien de qué manera estos animales cubrían las demandas energéticas que impone el vuelo activo.Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Ohio y de otras instituciones explica cómo sacos de aire parecidos a globos, que se extendían desde los pulmones hasta el interior del esqueleto de los pterosaurios, representaban para estas antiguas bestias un eficiente sistema respiratorio. Además, el sistema reducía la densidad corporal de los pterosaurios, lo que a su vez favoreció la evolución de los vertebrados voladores más grandes que hayan existido.
El sistema pudo haber facilitado el necesario intercambio de gases para permitir una actividad sostenida.
Ciertos detalles de las costillas indican que la caja torácica era móvil, lo que refuta hipótesis anteriores sobre la anatomía de este animal.
Los pterosaurios no sólo muestran evidencias de que sus huesos estaban invadidos por estos sacos de aire, sino que los patrones neumáticos de todo el esqueleto, en diferentes especies de pterosaurio, concuerdan con tendencias identificadas en muchos grupos de aves modernas. Por ejemplo, existe una relación directa entre la proporción de esqueleto invadida por los sacos de aire y el tamaño corporal absoluto del animal.
Mientras que los pterosaurios de cuerpo pequeño y las aves generalmente tienen neumatizada sólo una pequeña parte de la espina dorsal, las especies de cuerpo más grande tienen neumatizados de forma habitual muchos huesos del cuerpo, incluyendo la osamenta de las alas.
Tales modificaciones en el esqueleto pudieron haber reducido la densidad ósea y haber resuelto un problema fundamental para el vuelo sostenido en los grandes pterosaurios: el costo energético de mantener cuerpos tan pesados en vuelo. La disminución en la densidad del esqueleto de estos animales pudo ser beneficiosa, particularmente para los gigantes aéreos, al igual que se observa hoy en las aves voladoras más grandes.
Los sacos de aire en las aves también sirven para otros propósitos, como son la exhibición visual y la producción de sonidos. La existencia de un sistema análogo en los pterosaurios abre nuevas áreas de investigación en las cuales los paleobiólogos podrán explorar aspectos importantes de la biología de los pterosaurios.
Información adicional en: http://www.scitech-news.com/ssn/index.php?option=com_content&view=article&id=1067:air-filled-bones-helped-prehistoric-reptiles-take-first-flight&catid=47:palaeontology&Itemid=67
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