
El Megaleledon setebos, el más cercano al ancestro común de los pulpos. (Foto: Census of Marine Life)
(NC&T) Los pulpos comenzaron la migración hacia nuevas cuencas oceánicas hace más de 30 millones de años, a medida que la Antártida se enfriaba y crecían en ella grandes capas de hielo. Estos importantes cambios climáticos condujeron a que los animales, que estaban confinados previamente en el lecho marino que rodea la Antártida, pasaran a ocupar nuevos hábitats.
Aislados en nuevos hábitats con distintas condiciones medioambientales, muchas especies diferentes evolucionaron a partir de aquellos grupos. Algunos pulpos perdieron sus bolsas de tinta defensivas porque no tenían necesidad de ese mecanismo en las oscuras aguas a más de dos kilómetros de profundidad.
Esta nueva investigación ha dejado claro que los cambios climáticos pueden tener efectos profundos en la biodiversidad, con impactos que se extienden incluso a hábitats tales como el mar profundo, del que se podría esperar que estuviera parcialmente protegido ante estos cambios.
Si los pulpos se dispersaron y evolucionaron de este modo, probablemente otra fauna también lo hizo, de modo que los fenómenos de la misma clase que el responsable de la dispersión y evolución de los pulpos pueden ser una causa de la biodiversidad en las aguas profundas.
Origen de los pulpos
Los descubrimientos de este estudio forman parte del primer Censo de la Vida Marina (CoML por sus siglas en inglés), que debe concluir a finales del año 2010. El censo aspira a evaluar y explicar la diversidad, distribución y abundancia de la vida marina en los océanos, en el pasado, en el presente y en el futuro. El proyecto, que comenzó en el año 2000, involucra a más de 2.000 científicos de 82 naciones.
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