Fosiles de peces pequeños que sobrevivieron a la extincion de finales del Cretacico. (Foto: Matt Friedman)
(NC&T) Hoy, esos mismos rasgos caracterizan a los grandes peces seos depredadores, tales como el atún, que se encuentran actualmente en declive o en riesgo de extinción. Asi lo advierte Matt Friedman (Universidad de Chicago), autor del estudio. Las especies que sufren los mayores estragos son, de manera persistente, los grandes depredadores.
En estudios sobre peces modernos se ha demostrado que el gran tamaño corporal del depredador está relacionado con el gran tamaño de la presa y bajas tasas de crecimiento de la población, mientras que las mandíbulas de cierre rápido parecen ser adaptaciones para la captura de presas agiles y evasivas. El registro fósil proporciona algunas evidencias notables que sostienen estas estimaciones funcionales: peces fósiles con contenidos estomacales conservados que dan fe de sus ultimas comidas.
Cuando un asteroide golpe la tierra al final del Cretácico hace aproximadamente 65 millones de años, el impacto resultante nubló el planeta con hollín y humo. Esto bloque la fotosíntesis en tierra y mar, socavó las cadenas alimentarias, y llevó a la extinción a miles de especies de flora y fauna, incluyendo a los dinosaurios.
Los científicos habían aventurado la teoría de que durante ese intervalo los peces depredadores grandes podrán haber sido más propensos que otros peces a la extinción porque tendían a tener poblaciones de crecimiento lento, a vivir más dispersos, a necesitar más tiempo para la maduración, y a ocupar posiciones precarias en las cumbres de las cadenas alimentarias. Hoy, los peces ecológicamente similares parecen ser los menos capaces de recuperarse de su declive poblacional causado por la sobrepesca.
Con el fin de construir la base de datos que necesitaba para probar esta predicción, Friedman viajó por el mundo midiendo la talla corporal y los huesos mandibulares de 249 géneros de peces fusiles que vivieron durante el Cretácico tardío. Estos tipos de mediciones directas son posibles en peces fusiles porque muchos están representados por individuos articulados y completos. Esta riqueza de datos no se da en el registro fósil de la mayoría de los demás vertebrados, donde los huesos, dientes y otras partes del esqueleto suelen hallarse dispersas y aisladas.
Este estudio es el primero en poner a prueba esa teoría con datos sólidos y cuantificar la relación entre la talla corporal, la función de las mandíbulas, y la vulnerabilidad de los peces durante la extinción del Cretácico, según Friedman.
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