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Thursday, January 31, 2008

Un geólogo indio está midiendo el deshielo del Himalaya con cañas de bambú



Si la Tierra fuera una casa, los glaciares serían sus aparatos de aire acondicionado, ya que estas masas de hielo contribuyen a bajar la temperatura al contener el 75 por ciento del agua fresca del planeta.

Fuente: COLPISA


Pero, además de enfriar, también son el mejor termómetro para medir el calentamiento global, puesto que su reducción es uno de los efectos más claros y directos del cambio climático. Por ese motivo, abundan los estudios sobre el deshielo de los glaciares en el Ártico o en los Alpes, pero no en el Himalaya, donde se alza majestuoso el pico más elevado del mundo, el Everest, con 8.850 metros. Toda una paradoja porque esta impresionante cordillera montañosa abarca la tercera mayor superficie de glaciares del globo tras Groenlandia y la Antártida y, además, surte de agua a una docena de ríos de los que dependen más de mil millones de personas, sobre todo en la India y China.
Un curioso sistema
Esa es la razón principal por la que resultan tan trascendentales las investigaciones realizadas por el geólogo indio D. P. Dobhal, un funcionario gubernamental que pertenece al Wadia Institute of Himalayan Geology y lleva 18 de sus 44 años midiendo la reducción de los glaciares en el denominado «techo del mundo». Para ello, utiliza un curioso sistema, ya que va colocando cañas de bambú semienterradas en distintos puntos de los glaciares donde se acumula la nieve en invierno y en los lugares donde se derrite con la llegada del verano. Así, las marcas que ambas estaciones dejan en las cañas de bambú indican la pérdida de masa glacial y su retroceso de las montañas.
Desde 2004, Dobhal está comprobando el estado del glaciar Chorobari, lo que le obliga a pasar varios meses en un campamento base situado a casi 3.000 metros de altura para, desde ahí, desplazarse a los sitios escogidos para situar las estacas. Aguantando bajísimas temperaturas y combatiendo la soledad con la única compañía de los «gurkas» nepalíes de su equipo, el científico indio se levanta cada día a las 5.30 de la mañana y, tras tomarse un té caliente, empieza una dura jornada de trabajo con frecuentes subidas a las cimas por escarpados riscos.
Antes de las dos de la tarde, Dobhal debe volver a su tienda de campaña porque a partir de esa hora aumenta el riesgo de que se produzcan avalanchas, que no sólo pondrían en peligro su vida, sino que también arruinarían su labor al arrastrar la nieve las cañas de bambú clavadas en la montaña.
A pesar de la dureza de dicha investigación, el geólogo está acostumbrado a la vida en las cumbres porque nació a los pies de una montaña en el estado indio de Uttarakhand, donde hay 900 glaciares, de los cuales muchos aún no han sido ni explorados ni bautizados en los mapas. No en vano, en la India hay 5.000 glaciares que cubren una superficie de 38.000 kilómetros cuadrados, por lo que su deshielo se ha convertido en una cuestión de Estado que puede afectar a cientos de millones de personas.
Esperando la gran sequía
Y es que la pérdida de nieve no sólo causaría gravísimas inundaciones, como ya se demostró el año pasado durante la época del monzón, sino que, a más largo plazo, daría lugar a una gran sequía en caso de que se derritieran los glaciares y no pudieran volver a congelarse.
A la vista de los estudios practicados por Dobhal con sus cañas de bambú, el glaciar Dokriani ha perdido un 20 por ciento de su masa durante las últimas tres décadas. A pesar de estar calculada con tan rudimentarios instrumentos, dicha cifra es similar al deshielo sufrido por el monte Qori Kalis de Perú entre 1963 y 2002.
Según otro informe elaborado con satélites, la Organización de Investigación Espacial india detectó que 460 glaciares habían menguado también un 20 por ciento a lo largo de los últimos 40 años. Dicho deshielo es sumamente peligroso no sólo por el riesgo de inundaciones y sequía, sino también por contribuir a aumentar el nivel del mar en el planeta, que amenaza a numerosas zonas costeras densamente pobladas en todo el mundo.
Mientas tanto, en la parte china del Himalaya, las autoridades han detectado un deshielo del 7 por ciento en las cuatro últimas décadas, al tiempo que la temperatura media ha aumentado un grado centígrado desde 1980.
Toda esta alteración se debe, fundamentalmente, a la mano del hombre, ya que la industrialización y el aumento del nivel de vida en países como la India y China han disparado sus emisiones de gases de efecto invernadero. Aunque sus niveles per cápita se encuentran todavía muy lejos de las naciones desarrolladas, ambos gigantes emergentes serán decisivos en la lucha contra el calentamiento global, siempre y cuando en la sociedad y en sus respectivos gobiernos calen informen como los que D. P. Dobhal efectúa con sus estacas de bambú.

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Pensamiento de hoy

febrero, 2008
Aprender sin pensar es tiempo perdido, pensar sin aprender es peligroso.
Confucio, filósofo chino.


"No hay viento favorable para el que no sabe a dónde va" (Séneca)

Camuflaje OVNI

Copyright

En nuestro mundo, una de las facultades que más nos asombra del mundo animal es la llamada mimetismo. Esta es la capacidad de los organismos vivos para pasar inadvertidos para los depredadores. Las variantes son múltiples, desde cambiar el color del pelaje, confundiéndose con su medio, hasta el de adquirir las formas de su entorno, incluso cuando nosotros mismos observamos el comportamiento de animales de nuestro interés, utilizamos el recurso del camuflaje. En la guerra la invisibilidad es una premisa, es por eso que la nación que logre duplicar el camuflaje OVNI obtendrá todas las ventajas sobre su enemigo. Actualmente existen naves invisibles, por lo menos para el radar, como el llamado Stealth Fighter, que por su diseño y pintura especial pasa inadvertido para los radares.

Einstein, en una de sus teorías afirmaba que mediante procesos magnéticos haciendo vibrar un objeto, esté podría desplazar el espectro electromagnético visible que despiden los objetos haciéndolos completamente indistinguibles para el ojo humano. Teoría que se probaría en el tristemente célebre experimento Filadelfia en 1947, con repercusiones bastante lamentables.

Los rayos infrarrojos y ultravioleta están por encima y por debajo, respectivamente, del espectro visible para el ojo humano. Para que una frecuencia infrarroja pueda ser perceptible son necesarios elementos ópticos y tecnológicos de los que carece el ojo humano, sin embargo, un ejemplo claro para poder realizarlo en nuestro hogar, basta colocar un telemando frente a una cámara de video y observarlo en el monitor de televisión.

Esto explicaría cómo aparece y cómo queda registrado en un video un OVNI, cuando al realizar la grabación éste no se observa y ni siquiera es el centro de atención. No obstante, este fenómeno también se produce en negativos fotográficos aun cuando este proceso (óptico químico) es diferente al video. Dando una idea de que si nuestras percepciones físicas no pueden detectar estos avistamientos, sí se cuenta con elementos para poder observarlos.

Otro tipo de camuflaje OVNI (al menos físico y visible), sería el de adoptar las formas del entorno atmosférico, en este caso nubes. Se han registrado avistamientos donde los observadores de estos fenómenos, ven claramente cómo las nubes tienen movimientos caprichosos en el cielo. Estos movimientos por cierto muy semejantes a los observados a través de la historia, donde incluso algunos casos se observan bajar entidades de las mismas.

Por otra parte, la misma maniobrabilidad de algunos OVNI´s hacen que pasen desapercibidos para algunos instrumentos de detección, esto como es de suponerse, sólo es necesario hallarse fuera del campo que cubre un radar, colocándose por encima o por debajo para pasar inadvertido. En medio de estos parámetros explicativos queda otra interrogativa, ¿se pueden ver o fotografiar entidades que se desarrollan en un plano de tres dimensiones? No, no se puede, ya que no obedecen las leyes físicas y ópticas del mismo comportamiento que conocemos, haciendo imposible dejar constancia en una placa o en un video, al menos con la óptica terrestre tal y como la conocemos.

Como se podrá deducir entonces, el hecho de que observemos OVNI´s en el cielo, sólo puede tratarse de un acto consciente de ser observados y enterarnos que allá arriba está sucediendo algo.