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Friday, September 26, 2008

Un objeto hallado en la Vía Láctea podría ser el ‘eslabón perdido’ de una familia de estrellas de neutrones



Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) lideran el estudio internacional de SWIFT J195509+261406, un extraño objeto localizado en la Vía Láctea. Los investigadores, a los que el comportamiento del objeto confundió en las primeras observaciones, apuntan en este estudio que el hallazgo podría constituir el eslabón perdido de los magnetares, un grupo de estrellas de neutrones jóvenes con un campo magnético muy intenso. Los resultados del trabajo aparecen publicados en el último número de la revista Nature.

SINC
Las primeras observaciones del objeto parecían indicar que se trataba de un estallido de rayos gamma producido por la muerte de una estrella en una galaxia lejana. Sin embargo, los científicos comprobaron después que el objeto no sólo se encontraba mucho más cerca, en la propia Vía Láctea, sino que además mostraba un comportamiento único: tras la emisión en rayos gamma, y en apenas tres días, experimentó un total de 40 erupciones que se observaron en el telescopio óptico de 1,5 metros del Observatorio de Sierra Nevada. Once días después, a través de telescopios de infrarrojo se observó una pequeña erupción. Luego desapareció.

El investigador del CSIC y primer autor del trabajo, Alberto J. Castro-Tirado, explica la complejidad del estudio, que ha contado con 42 científicos y ha utilizado datos de ocho telescopios diseminados por todo el planeta y de satélites de la NASA y la ESA: "Estamos ante un objeto en estado de hibernación e inactivo durante años para después entrar en actividad durante unos pocos días. De ahí la dificultad de estudiar este objeto, que muy probablemente sea un magnetar en nuestra propia Galaxia".

Los magnetares son estrellas de neutrones jóvenes con un campo magnético ultra intenso, pero inactivas durante décadas. "Es posible, de este modo, que sean muy abundantes aunque apenas conozcamos una docena de ellas en la Vía Láctea", apunta el investigador del CSIC, que trabaja en el Instituto de Astrofísica de Andalucía (CSIC), en Granada.

La familia de las estrellas de neutrones, también conocidas como púlsares, está incompleta. En el extremo más energético se encuentran los magnetares, objetos jóvenes que, en algunos casos, se detectan por sus intensas y fugaces emisiones en rayos gamma. En el lado opuesto, se hallan las estrellas de neutrones aisladas, objetos muy débiles y viejos que emiten en rayos x con poca intensidad.

Aunque algunos científicos ya habían apuntado una posible evolución de los magnetares hacia una vejez tranquila y débil, nunca se había detectado un objeto que pudiera encajar entre los dos estadios y probar así esa evolución. El insólito comportamiento de SWIFT J195509+261406, con sus fugaces erupciones observadas en el telescopio óptico, lo convierten en el candidato ideal.

Las estrellas de neutrones son el producto final del colapso de una estrella muy masiva, con una masa entre 8 y 15 veces superior a la del Sol, que ha expulsado su envoltura en una explosión de supernova. Incapaz de producir energía, el núcleo de la estrella se contrae hasta que toda la materia se encuentra disociada en los componentes más simples (protones, neutrones y electrones). La acción de los neutrones estabiliza la estrella y, así, se obtiene una estructura formada por una corteza sólida y muy densa con un interior fluido formado en su mayoría por neutrones.

Cuando se forman, estos objetos, de unos pocos kilómetros, se caracterizan por un campo magnético muy potente, una rápida rotación -hasta sesenta veces por segundo-, y radiación continua de energía, lo que hace que la rotación de la corteza se vaya ralentizando.

¿Eslabón perdido?

Los magnetares, en concreto, son estrellas de neutrones con un campo magnético cientos de veces superior a la media. Utilizando la escala Gauss, el campo magnético equivale a 0,5 Gauss y, mientras que las regiones más magnéticas del Sol alcanzan unos dos mil Gauss, un magnetar puede alcanzar hasta mil billones de Gauss. Asimismo, en una de sus erupciones puede emitir tanta energía como el Sol a lo largo de diez mil años.

Hasta la fecha, los magnetares mostraban su existencia a través de dos vías, cada una con nombre propio. De un lado, las Fuentes Repetitivas de Rayos Gamma Suaves (SGR, en su acrónimo en inglés), que emiten fugaces estallidos en rayos gamma. De otro, los Púlsares anómalos de rayos X (AXPs), que parecen tener una fuente de energía distinta a la del resto de púlsares y, aunque mantienen semejanzas con los SGR, en general no presentan destellos tan violentos como éstos.

En una escala temporal, los SGR son púlsares más jóvenes que los AXP y, de confirmarse en un futuro SWIFT J195509+261406 como magnetar, sería un púlsar más evolucionado que los de tipo AXP.

No obstante, los investigadores han dejado la puerta abierta a una segunda posibilidad: que el objeto fuese una estrella binaria (un sistema estelar compuesto por dos estrellas) de rayos-X ultracompacta en la que una estrella de neutrones y una estrella compañera de mucha menos masa que el Sol giran una en torno a la otra en no más de una o dos horas.

El grupo investigador cree necesaria una observación detallada de J195509+261406, tanto en rayos X como en el telescopio óptico, para esclarecer definitivamente su naturaleza y comprobar si se trata de un pariente algo menos joven que los SGRs y los AXPs y, por lo tanto, el eslabón que los une con las estrellas de neutrones aisladas, débiles fuentes emisoras de rayos X. Según los autores, será preciso esperar años hasta que se produzca un nuevo periodo de actividad

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Pensamiento de hoy

febrero, 2008
Aprender sin pensar es tiempo perdido, pensar sin aprender es peligroso.
Confucio, filósofo chino.


"No hay viento favorable para el que no sabe a dónde va" (Séneca)

Camuflaje OVNI

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En nuestro mundo, una de las facultades que más nos asombra del mundo animal es la llamada mimetismo. Esta es la capacidad de los organismos vivos para pasar inadvertidos para los depredadores. Las variantes son múltiples, desde cambiar el color del pelaje, confundiéndose con su medio, hasta el de adquirir las formas de su entorno, incluso cuando nosotros mismos observamos el comportamiento de animales de nuestro interés, utilizamos el recurso del camuflaje. En la guerra la invisibilidad es una premisa, es por eso que la nación que logre duplicar el camuflaje OVNI obtendrá todas las ventajas sobre su enemigo. Actualmente existen naves invisibles, por lo menos para el radar, como el llamado Stealth Fighter, que por su diseño y pintura especial pasa inadvertido para los radares.

Einstein, en una de sus teorías afirmaba que mediante procesos magnéticos haciendo vibrar un objeto, esté podría desplazar el espectro electromagnético visible que despiden los objetos haciéndolos completamente indistinguibles para el ojo humano. Teoría que se probaría en el tristemente célebre experimento Filadelfia en 1947, con repercusiones bastante lamentables.

Los rayos infrarrojos y ultravioleta están por encima y por debajo, respectivamente, del espectro visible para el ojo humano. Para que una frecuencia infrarroja pueda ser perceptible son necesarios elementos ópticos y tecnológicos de los que carece el ojo humano, sin embargo, un ejemplo claro para poder realizarlo en nuestro hogar, basta colocar un telemando frente a una cámara de video y observarlo en el monitor de televisión.

Esto explicaría cómo aparece y cómo queda registrado en un video un OVNI, cuando al realizar la grabación éste no se observa y ni siquiera es el centro de atención. No obstante, este fenómeno también se produce en negativos fotográficos aun cuando este proceso (óptico químico) es diferente al video. Dando una idea de que si nuestras percepciones físicas no pueden detectar estos avistamientos, sí se cuenta con elementos para poder observarlos.

Otro tipo de camuflaje OVNI (al menos físico y visible), sería el de adoptar las formas del entorno atmosférico, en este caso nubes. Se han registrado avistamientos donde los observadores de estos fenómenos, ven claramente cómo las nubes tienen movimientos caprichosos en el cielo. Estos movimientos por cierto muy semejantes a los observados a través de la historia, donde incluso algunos casos se observan bajar entidades de las mismas.

Por otra parte, la misma maniobrabilidad de algunos OVNI´s hacen que pasen desapercibidos para algunos instrumentos de detección, esto como es de suponerse, sólo es necesario hallarse fuera del campo que cubre un radar, colocándose por encima o por debajo para pasar inadvertido. En medio de estos parámetros explicativos queda otra interrogativa, ¿se pueden ver o fotografiar entidades que se desarrollan en un plano de tres dimensiones? No, no se puede, ya que no obedecen las leyes físicas y ópticas del mismo comportamiento que conocemos, haciendo imposible dejar constancia en una placa o en un video, al menos con la óptica terrestre tal y como la conocemos.

Como se podrá deducir entonces, el hecho de que observemos OVNI´s en el cielo, sólo puede tratarse de un acto consciente de ser observados y enterarnos que allá arriba está sucediendo algo.