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Tuesday, October 14, 2008

El efecto Unruh



La Teoría de la Relatividad depara grandes sorpresas para el sentido común. Por ejemplo, el tiempo se dilata con la velocidad. Es la popular paradoja de los gemelos: si separamos un par de hermanos gemelos para enviar uno de ellos a un viaje interestelar a gran velocidad, éste sería más joven que su hermano al volver del viaje. Pero esto no es todo. La velocidad acorta las distancias en el sentido del movimiento, y aumenta la masa, de modo que el gemelo que se queda en tierra podría ver cómo su hermano viajero se vuelve mucho más delgado mientras está en movimiento, aunque también más pesado.

CAOS Y CIENCIA
Una de las últimas sorpresas relativistas que los físicos descubrieron en esta línea de aparentes paradojas es que la velocidad también influye en la temperatura que percibe el observador en movimiento. El gemelo astronauta, que soporta aceleraciones mucho mayores que las de su hermano en la Tierra, siente más calor a su alrededor mientras se acelera. Un calor en forma de radiación electromagnética, como el de las estufas de resistencia eléctrica.

La Teoría de la Relatividad ya tiene más de cien años, pero hasta hace poco más de treinta nadie se había dado cuenta de éste fenómeno tan extraño. Fue en 1976, cuando un profesor de la Universidad de British Columbia (en Canadá), Bill Unruh, demostró teóricamente que un observador acelerado percibe radiación electromagnética a una cierta temperatura donde un observador inercial (es decir, en reposo o en movimiento uniforme y rectilíneo) no detecta nada de nada.

Unruh dedujo la fórmula que relacionaba la aceleración con la temperatura. Se trataba de una fórmula muy sencilla. Sólo hay que multiplicar la aceleración por un valor constante y el resultado es la temperatura que percibe el observador en movimiento. La temperatura es directamente proporcional a la aceleración. Según la fórmula, si aceleramos un vaso de agua 10.000.000.000.000.000.000.000 veces la aceleración g que produce la gravedad de nuestro planeta, obtendremos una temperatura alrededor del vaso de unos 100ºC, por lo que conseguiremos que el agua se ponga a hervir. Y ya tenemos la receta para preparar un buen té relativista. Ingredientes: 250 ml de agua, té, azúcar. Introduzca el agua en una tetera, ate la tetera a un cordel, haga el vacío en la sala, haga girar la tetera como una honda hasta conseguir la aceleración mencionada arriba, añada el té y deje reposar la tetera durante unos minutos. Sírvase el té y añada azúcar a su gusto.

El fenómeno, al que los físicos llaman "efecto Unruh", tiene implicaciones en el concepto de vacío. Como la radiación electromagnética consiste en fotones corriendo de aquí para allá, donde un observador quieto percibe el vacío, el observador en movimiento acelerado ve radiación electromagnética, es decir, fotones. El vacío deja de estar vacío cuando aceleramos y se llena espontáneamente de fotones calentitos.

El reto ahora es verificar experimentalmente el efecto Unruh, descubierto de manera teórica a partir de las ecuaciones matemáticas de la física relativista. Pero se trata de una tarea sumamente difícil. Aunque en los laboratorios se pueden acelerar partículas a casi la velocidad de la luz, no es posible acelerar hasta esos límites "termómetros" enteros que permitan medir la temperatura de las partículas.

Por ello, se han propuesto experimentos ingeniosos en los que se podría comprobar de manera indirecta que efectivamente se produce un incremento real de la temperatura. Una de las aproximaciones para conseguirlo la sugirieron en 1999 los físicos Pisin Chen, de la Universidad de Stanford (EE.UU), y Toshi Tajima, de la Universidad de Texas (EE.UU). La prueba propuesta consistía en medir la radiación emitida por el electrón mientras se acelera. Un electrón acelerado emite radiación electromagnética que pueden percibir perfectamente los observadores en reposo. De hecho, la luz que se obtiene en los aceleradores sincrotrón como el que se está construyendo en Barcelona la emiten los electrones al girar (durante el giro hay aceleración centrípeta). Pero esta radiación no sale del vacío, sino del propio electrón, que va perdiendo energía y la emite en forma de luz sincrotrón. Ahora bien, si el efecto Unruh fuera real esa radiación se vería modificada por el ligero "temblor" que produciría en el electrón el incremento de temperatura a su alrededor, el hecho de que el vacío se llene de fotones calentitos. Se trata de unas variaciones en la intensidad de la radiación emitida que todavía no somos capaces de detectar (probablemente lo seremos en un futuro cercano). En los últimos años han brotado más y más propuestas para hacer posible la detección experimental del efecto Unruh, pero la prueba definitiva todavía no ha llegado.

Aun así, la falta de una prueba experimental de su existencia no ha sido impedimento para que un físico inglés, Mike McCulloc, culpase al efecto Unruh del llamado "efecto Pioneer", una misteriosa desviación anómala de las trayectorias previstas en las sondas espaciales, que fue observada por primera vez en la Pioneer 10 y la Pioneer 11 durante sus vuelos por los confines del Sistema Solar. El efecto lo comparten las sondas espaciales NEAR, Cassini-Hugens y Rossetta, con inexplicables aceleraciones de apenas unos milímetros por segundo en cada segundo que la física conocida no puede explicar. McCulloch presentó esta sorprendente propuesta en un simposio de la British Interplanetary Society (Sociedad Británica Interplanetaria), el pasado mes de noviembre. Y la solución que proponía para evitar que las sondas espaciales se viesen afectadas por este tipo de desviaciones anómalas era todavía más sorprendente: envolverlas en un "manto de invisibilidad" creado con metamateriales, un tipo de material que refracta la radiación de tal manera que logra que los rayos incidentes en un objeto lo rodeen y salgan por el lado contrario en el mismo sentido del que procedían. Este tipo materiales ya se han construido para las microondas (la aportación más reciente en este campo fue el pasado mes de agosto a cargo de un equipo de la Universidad de Berkeley financiado por el Pentágono). Así, ajustando el metamaterial a la radiación Unruh las sondas espaciales se harían transparentes a ella y seguirían las trayectorias previstas, evitando el efecto Pioneer. Del mismo modo, cubriendo nuestra tetera relativista con un manto de invisibilidad hecho de metamateriales, ésta se volvería inútil.

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Mystery Space Machines

Pensamiento de hoy

febrero, 2008
Aprender sin pensar es tiempo perdido, pensar sin aprender es peligroso.
Confucio, filósofo chino.


"No hay viento favorable para el que no sabe a dónde va" (Séneca)

Camuflaje OVNI

Copyright

En nuestro mundo, una de las facultades que más nos asombra del mundo animal es la llamada mimetismo. Esta es la capacidad de los organismos vivos para pasar inadvertidos para los depredadores. Las variantes son múltiples, desde cambiar el color del pelaje, confundiéndose con su medio, hasta el de adquirir las formas de su entorno, incluso cuando nosotros mismos observamos el comportamiento de animales de nuestro interés, utilizamos el recurso del camuflaje. En la guerra la invisibilidad es una premisa, es por eso que la nación que logre duplicar el camuflaje OVNI obtendrá todas las ventajas sobre su enemigo. Actualmente existen naves invisibles, por lo menos para el radar, como el llamado Stealth Fighter, que por su diseño y pintura especial pasa inadvertido para los radares.

Einstein, en una de sus teorías afirmaba que mediante procesos magnéticos haciendo vibrar un objeto, esté podría desplazar el espectro electromagnético visible que despiden los objetos haciéndolos completamente indistinguibles para el ojo humano. Teoría que se probaría en el tristemente célebre experimento Filadelfia en 1947, con repercusiones bastante lamentables.

Los rayos infrarrojos y ultravioleta están por encima y por debajo, respectivamente, del espectro visible para el ojo humano. Para que una frecuencia infrarroja pueda ser perceptible son necesarios elementos ópticos y tecnológicos de los que carece el ojo humano, sin embargo, un ejemplo claro para poder realizarlo en nuestro hogar, basta colocar un telemando frente a una cámara de video y observarlo en el monitor de televisión.

Esto explicaría cómo aparece y cómo queda registrado en un video un OVNI, cuando al realizar la grabación éste no se observa y ni siquiera es el centro de atención. No obstante, este fenómeno también se produce en negativos fotográficos aun cuando este proceso (óptico químico) es diferente al video. Dando una idea de que si nuestras percepciones físicas no pueden detectar estos avistamientos, sí se cuenta con elementos para poder observarlos.

Otro tipo de camuflaje OVNI (al menos físico y visible), sería el de adoptar las formas del entorno atmosférico, en este caso nubes. Se han registrado avistamientos donde los observadores de estos fenómenos, ven claramente cómo las nubes tienen movimientos caprichosos en el cielo. Estos movimientos por cierto muy semejantes a los observados a través de la historia, donde incluso algunos casos se observan bajar entidades de las mismas.

Por otra parte, la misma maniobrabilidad de algunos OVNI´s hacen que pasen desapercibidos para algunos instrumentos de detección, esto como es de suponerse, sólo es necesario hallarse fuera del campo que cubre un radar, colocándose por encima o por debajo para pasar inadvertido. En medio de estos parámetros explicativos queda otra interrogativa, ¿se pueden ver o fotografiar entidades que se desarrollan en un plano de tres dimensiones? No, no se puede, ya que no obedecen las leyes físicas y ópticas del mismo comportamiento que conocemos, haciendo imposible dejar constancia en una placa o en un video, al menos con la óptica terrestre tal y como la conocemos.

Como se podrá deducir entonces, el hecho de que observemos OVNI´s en el cielo, sólo puede tratarse de un acto consciente de ser observados y enterarnos que allá arriba está sucediendo algo.