Toda la información del Universo nos llega en forma de ondas electromagnéticas, las únicas capaces de propagarse en el vacío. El ojo humano distingue la radiación correspondiente a una zona muy limitada del espectro electromagnético (la parte llamada pertinentemente visible). Posteriormente, el cerebro interpreta las distintas longitudes de onda de forma ordenada, como una paleta de colores. Pero el Universo se expresa mayoritariamente en radiaciones invisibles para nosotros. De ignorarlas, no conoceríamos la existencia de muchos objetos astronómicos cuya "luz" llega a la Tierra en rangos del espectro como los rayos X, el infrarrojo, el ultravioleta o las microondas. Por ello se requiere un "ojo" que, a diferencia del nuestro, sea capaz de "ver" en esas otras longitudes de onda. Realizan dicha función los detectores acoplados a los telescopios, terrestres o espaciales, que reciben la información procedente de los cuerpos y la interpretan.
Las imágenes obtenidas se "pintan" en un proceso que se denomina falso color. Conceptualmente sería como si en una película los componentes que vemos en la pantalla se encontraran en imágenes diferentes: el fondo en una, los personajes en otra y los objetos en una tercera. Para comprender la totalidad de la escena, habría que reunir las tres imágenes en una. Análogamente, en el Universo, combinar imágenes en distintas frecuencias permite ver diferentes objetos o partes del mismo: por ejemplo, en las galaxias, el gas neutro, el gas ionizado y la componente estelar.
Esto no implica que el valor científico cambie en falso color: en un parvulario, cada uno de los niños puede pintar el pez de su cuaderno de un color distinto, pero no por ello dejará de ser el mismo pez. Otro ejemplo ilustrativo podría ser una carta geográfica. En los mapas aparecen curvas de nivel, es decir, líneas que indican las características del terreno, como la pendiente. Las líneas no existen realmente, pero ayudan a comprender el desnivel al cual nos enfrentamos (¡sobre todo si vamos de excursión!).
El falso color, como las curvas de nivel, no es más que el recurso a una representación gráfica para acceder mejor a unos datos. Para "aplicarlo" se codifica la información del espectro de la radiación procedente del Universo sustituyendo imágenes en longitudes de onda invisibles para nosotros por otras diferentes que sí podemos ver (es decir, colores). Los más utilizados son el azul, el verde y el rojo (BVR). Las imágenes resultantes aportan, las unas respecto a las otras, una información complementaria. Al combinarlas, se obtiene una representación artificial del espectro de la radiación del objeto. Su objetivo es relevar y acumular en una imagen el máximo de conocimiento sobre un objeto astronómico (una nebulosa, una galaxia…) juntando lo que cuentan las diferentes longitudes de onda. Gracias a este recurso, observando una "foto" se puede conocer la composición química del objeto y su energía en diferentes puntos, entre otras características.
Existe libertad para escoger con qué colores se "pinta" cada información con el fin de aumentar el contraste y su visibilidad. Sin embargo, hay algunos objetos en los que casi siempre se opta por el mismo código, por lo cual son conocidos con ese "atuendo". Y, cuando se visten con otros (se cambia de código), parecen extraños. Según los colores escogidos para los filtros utilizados, el resultado será más o menos cercano a la realidad del objeto.
No sólo se pintan las imágenes cuando la radiación del espectro original es invisible para el ser humano. También se hace con la radiación visible (aunque en este caso hay quien opina que no se debe utilizar el término "falso color"). Las cámaras de los telescopios toman "instantáneas", en realidad mapas de intensidad, en blanco y negro o, dicho más adecuadamente, en una escala de grises, pues lo que interesa obtener es el flujo de radiación, es decir, la cantidad de radiación que llega por área. La razón para colorearlas es que el ojo ve en mayor detalle, es decir, obtiene más información de una imagen en color que en blanco y negro. Asimismo existe un beneficio estético: es innegable el enorme atractivo que los objetos "fotografiados" por ejemplo con el Telescopio Espacial Hubble, poseen. La divulgación de la Astronomía tiene un aliado indiscutible en esta técnica.
El ojo es un instrumento de percepción de los colores imperfecto y variable, lo que invalida de por sí cualquier objetividad en su apreciación. Es cierto que disfrutamos de un Universo en falso color, pero la pregunta es: ¿en qué ocasión vemos los colores verdaderos? ¿Y qué significa verdadero? Incluso reproducciones como las fotografías o el vídeo dependen de factores tan alejados de la realidad que intentan mostrar como el tiempo de revelado en la fotografía convencional, el tipo de impresión en la digital o de pantalla en el vídeo. Si ello nos permite comprender mejor y disfrutar más del Cosmos, ¡que entre el pintor con su paleta!
Fuentes de información:
http://www.universetoday.com/2007/10/01/true-or-false-color-the-art-of-extraterrestrial-photography/
http://www.atnf.csiro.au/people/Angel.Lopez-Sanchez/divulgacion/GALAXIAS_DEL_UNIVERSO_LOCAL_pp_26-35_Astronomia_102_DIC_07_bajaresolucion.pdf
http://angelrls.blogalia.com/historias/55508
http://angelrls.blogalia.com/historias/37617
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