No descarte lo que en apariencia no tiene explicacion...bienvenido a mi viaje y las experiencias que quiero compartir con ustedes. Como alguien una vez me dijo: SI NO SUBES LA MONTAÑA, NO DESCUBRIRAS LA LLANURA
House Music Ivan Robles
Friday, July 11, 2008
Las medidas del movimiento de precesión en un sistema de púlsar binario
Las medidas del movimiento de precesión en un sistema de púlsar binario confirman, una vez más, que la relatividad General es el mejor modelo que tenemos a la hora de describir los fenómenos gravitatorios intensos.La Teoría General de la Relatividad es uno de los mayores logros intelectuales de la humanidad. Einstein llegó a ella por sus propios méritos y, a diferencia de la Relatividad Especial, no era algo que estuviera flotando en el ambiente intelectual de la época. Sin Einstein quizás ahora no contásemos con ella. Es además una teoría extraordinariamente bella.
Según esta teoría la energía o la masa es capaz de curvar el espacio-tiempo que le rodea. Las trayectorias de caída libre son geodésicas en ese espacio, el equivalente de las líneas rectas en el espacio plano. Las ecuaciones de Einstein se pueden escribir de una forma compacta y bella, pero son muy complejas. De algún modo podríamos decir que estas ecuaciones diferenciales en derivadas parciales están “realimentadas” por ellas mismas de tal manera que solamente se saben resolver analíticamente en casos muy simples.
La Relatividad General (RG), además de explicar los movimientos de objetos celestes, nos permite modelar la evolución del Universo en su conjunto. La Cosmología sin RG sería prácticamente imposible.
La primera vez que la RG fue comprobada se hizo gracias a un eclipse solar. Durante este tipo de eventos es posible ver las estrellas cercanas al Sol y se puede comprobar cómo sus posiciones relativas, vistas desde la Tierra, cambian. Esto se debe a que la luz sigue el espacio curvo que hay alrededor del Sol. Una variante de este efecto, que podemos ver ahora gracias al telescopio Hubble, son las galaxias lejanas que actúan como lentes gravitatorias y que a su alrededor presentan anillos o cruces de Einstein, que en realidad son imágenes distorsionadas de galaxias aún más lejanas que están en el borde del Universo observable.
Otra prueba que pasó esta teoría fue la descripción del desplazamiento del perihelio de Mercurio, y que supuso la confirmación de esta teoría como la que mejor describe los fenómenos gravitatorios intensos.
La penúltima vez que se puso a prueba esta teoría fue cuando la nave Cassini, en su viaje a Saturno, lanzo una haz de ondas de radio desde su posición a la Tierra con el Sol en medio del camino. Al igual que con el eclipse solar, los datos obtenidos fueron los que la teoría predice.
Ahora, una vez más, se ha vuelto a comprobar que Einstein tenía razón. En un artículo publicado en Science el pasado 3 de julio se confirma que las predicciones de esta teoría en la observación de un sistema de púlsares binarios son correctas.
No es la primera vez que se utilizan este tipo de objetos celestes como test de prueba para esta teoría, en los años setenta se vio cómo un sistema pulsares (el llamado PSR1913 +16) perdía energía según ésta se radiaba en forma de ondas gravitatorias al mismo ritmo que predecía la Relatividad General. Pero los sistemas de púlsares binarios no son muy abundantes en el Universo y ha habido que esperar para encontrar otro caso que permita otro tipo de comprobación.
Un púlsar es básicamente una estrella de neutrones, uno de los posibles remanentes de una explosión de supernova. Tienen un tamaño de unos diez kilómetros y una masa como la del Sol, condiciones que bajo el punto de vista gravitatorio son extremas. Como además tienen un campo magnético muy intenso modifican las trayectorias de las partículas subatómica que le rodean, y éstas emiten un haz de ondas electromagnéticas en la misma dirección que el eje magnético. Como el eje de rotación y el eje magnético no tiene por que coincidir, para nosotros se comportan como un faro cuyo haz nos alcanza periódicamente (a veces cientos de veces por segundo). Aunque no veamos directamente la estrella de neutrones, podemos ver con un radiotelescopio su haz de ondas de radio. Las medidas que se pueden tomar son además muy precisas.
De lo 1700 púlsares descubiertos en nuestra galaxia el sistema binario PSR J0737-3039A/B, descubierto en 2003 y situado a 1700 años luz de nuestro sistema solar, es de los poquísimos pulsares binarios conocidos. Las masas y distancia entre los púlsares de este sistema lo hacen ideal para estudiar los efectos relativistas que predice la teoría de la Relatividad General.
Según esta teoría, en este tipo de casos el eje de giro del pulsar debe de cambiar lentamente la dirección a la que apunta conforme orbita alrededor del centro de masas del sistema. Sería un movimiento similar al que efectúa una peonza y que se denomina precesión.
En el nuevo estudio han participado René Breton y Victoria Kaspi, de McGill University entre otros. Estos investigadores descubrieron que uno de estos pulsares efectivamente precesiona según la predicción de Einstein. Los investigadores determinaron que el eje de giro avanza 4,77 grados por año, un cantidad que cae dentro de los 5,07 predichos por la RG si tenemos en cuenta el margen de error. Si la teoría fuera errónea el pulsar simplemente no precesionaría o precesionaría de otra manera.
No se puede ver la orientación del objeto directamente debido a que los púlsares son demasiado pequeños y están muy lejos. Pero en este caso pudieron inferir esta orientación gracias al eclipse que se produce, en este caso, cuando un pulsar pasa por delante del otro. La magnetosfera del primero absorbe parte de la radiación emitida por el otro y así se sabe su orientación espacial. Después de varios años de observaciones pudieron determinar que la precesión observada es la misma que la predicha por la RG.
En el sistema solar las predicciones de la RG y de las teorías alternativas son muy similares, pero los campos gravitatorios muy intensos son mejores escenarios en los que someter a prueba estas teorías. La RG ha pasado esta prueba y cualquier otra teoría que se proponga deberá de pasar este mismo test. Ahora que ya se tienen los resultados experimentales debe de ser relativamente sencillo hacerlo.
Probablemente Einstein, si estuviera vivo, estaría contento con este resultado
http://www.physics.mcgill.ca/~bretonr/doublepulsar/doublepulsar_eclipse.jpg
http://www.physics.mcgill.ca/~bretonr/doublepulsar/doublepulsar_artistic.mov
http://www.sciencemag.org/cgi/content/abstract/sci;321/5885/104?maxtoshow=&HITS=10&hits=10&RESULTFORMAT=&fulltext=Kaspi&searchid=1&FIRSTINDEX=0&sortspec=date&resourcetype=HWCIT
Mystery Space Machines
Pensamiento de hoy
Aprender sin pensar es tiempo perdido, pensar sin aprender es peligroso. Confucio, filósofo chino.
"No hay viento favorable para el que no sabe a dónde va" (Séneca)
Camuflaje OVNI
En nuestro mundo, una de las facultades que más nos asombra del mundo animal es la llamada mimetismo. Esta es la capacidad de los organismos vivos para pasar inadvertidos para los depredadores. Las variantes son múltiples, desde cambiar el color del pelaje, confundiéndose con su medio, hasta el de adquirir las formas de su entorno, incluso cuando nosotros mismos observamos el comportamiento de animales de nuestro interés, utilizamos el recurso del camuflaje. En la guerra la invisibilidad es una premisa, es por eso que la nación que logre duplicar el camuflaje OVNI obtendrá todas las ventajas sobre su enemigo. Actualmente existen naves invisibles, por lo menos para el radar, como el llamado Stealth Fighter, que por su diseño y pintura especial pasa inadvertido para los radares.
Einstein, en una de sus teorías afirmaba que mediante procesos magnéticos haciendo vibrar un objeto, esté podría desplazar el espectro electromagnético visible que despiden los objetos haciéndolos completamente indistinguibles para el ojo humano. Teoría que se probaría en el tristemente célebre experimento Filadelfia en 1947, con repercusiones bastante lamentables.
Los rayos infrarrojos y ultravioleta están por encima y por debajo, respectivamente, del espectro visible para el ojo humano. Para que una frecuencia infrarroja pueda ser perceptible son necesarios elementos ópticos y tecnológicos de los que carece el ojo humano, sin embargo, un ejemplo claro para poder realizarlo en nuestro hogar, basta colocar un telemando frente a una cámara de video y observarlo en el monitor de televisión.
Esto explicaría cómo aparece y cómo queda registrado en un video un OVNI, cuando al realizar la grabación éste no se observa y ni siquiera es el centro de atención. No obstante, este fenómeno también se produce en negativos fotográficos aun cuando este proceso (óptico químico) es diferente al video. Dando una idea de que si nuestras percepciones físicas no pueden detectar estos avistamientos, sí se cuenta con elementos para poder observarlos.
Otro tipo de camuflaje OVNI (al menos físico y visible), sería el de adoptar las formas del entorno atmosférico, en este caso nubes. Se han registrado avistamientos donde los observadores de estos fenómenos, ven claramente cómo las nubes tienen movimientos caprichosos en el cielo. Estos movimientos por cierto muy semejantes a los observados a través de la historia, donde incluso algunos casos se observan bajar entidades de las mismas.
Por otra parte, la misma maniobrabilidad de algunos OVNI´s hacen que pasen desapercibidos para algunos instrumentos de detección, esto como es de suponerse, sólo es necesario hallarse fuera del campo que cubre un radar, colocándose por encima o por debajo para pasar inadvertido. En medio de estos parámetros explicativos queda otra interrogativa, ¿se pueden ver o fotografiar entidades que se desarrollan en un plano de tres dimensiones? No, no se puede, ya que no obedecen las leyes físicas y ópticas del mismo comportamiento que conocemos, haciendo imposible dejar constancia en una placa o en un video, al menos con la óptica terrestre tal y como la conocemos.
Como se podrá deducir entonces, el hecho de que observemos OVNI´s en el cielo, sólo puede tratarse de un acto consciente de ser observados y enterarnos que allá arriba está sucediendo algo.
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