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Friday, July 11, 2008

La ciencia penetra en las entrañas de la pintura


En 1981 el coleccionista de arte George Lester Winward (1934-1997) adquirió un cuadro que representaba a una Madonna con niño, conocido actualmente con el nombre de "Tondo De Brécy". El tondo es una pintura de forma circular, y no rectangular o cuadrada, y De Brécy es el nombre de la fundación creada en 1995 por Winward. El coleccionista le veía rasgos tan parecidos a un cuadro del pintor renacentista Rafael (1483-1520), la "Madonna sistina", que estaba convencido de que éste era también autor de la obra que había adquirido. Sin embargo, en la galería alemana donde se conserva la "Madonna sistina" consideraban que la pintura era una copia posterior al artista de Urbino.

Los análisis químicos han dado por fin la razón a Winward. O, por lo menos, indican que la obra corresponde al siglo XVI y, por lo tanto, pudo haber sido pintada por Rafael. Un estudio realizado por Howell Edwards, químico de la Universidad de Bradford, publicado a principios del año pasado revela algunos compuestos utilizados en la obra. Así, el color amarillo fue obtenido con un pigmento llamado "massicot" (óxido de plomo), muy popular durante el Renacimiento, pero que ya no se usó a partir del 1700. El cuadro también presenta un aglutinante de almidón, utilizado también de forma común en esa época. Y, finalmente, hay indicios de la presencia del pigmento azul tornasol, obtenido a partir de la planta Crozophora tinctoria. Sólo hay un detalle que no encaja: la pintura también presenta azul de Prusia, utilizado a partir del siglo XVIII. Pero esto puede explicarse por algún retoque más reciente.

Todos estos detalles no permiten afirmar que el cuadro lo pintara Rafael, pero sí demuestran que pertenece a aquella época y que no es posterior. También ejemplifica, una vez más, la ayuda que los modernos sistemas de análisis significan para el arte. El trabajo de Edwards se basa en la espectroscopia Raman. Ésta consiste en hacer incidir un haz monocromático de luz (en este caso, láser) y medir los débiles cambios de frecuencia que se producen, que son característicos de cada material. De esta forma, sin destruir la pintura podemos conocer los compuestos utilizados en su elaboración.

Los análisis químicos de objetos artísticos o restos arqueológicos se realizan desde finales del siglo XVIII. Pero no fue hasta el siglo XX cuando aparecieron técnicas que permitían llevar a cabo estos análisis de forma no destructiva. Como las obras de arte susceptibles de estudio son objetos únicos y valiosos, poder analizarlas sin causarles ningún daño ni pérdida era imprescindible para proceder a estas observaciones. Y estos métodos científicos han permitido atribuir o rechazar autorías, detectar fraudes o planificar con todas las garantías procesos de restauración.

Hay técnicas relativamente sencillas, como la aplicación de los rayos X. Muchos cuadros tienen sucesivas capas de pintura. A veces algunas obras esconden debajo otros dibujos. En otras ocasiones se puede observar el proceso creativo del autor y constatar las modificaciones que introdujo. Como quién radiografía el cuerpo humano, el investigador penetra en la obra de arte y observa detalles que el artista creyó ocultar para siempre. Así, en la famosa obra "El ángelus" de Jean François Millet (1814-1875) aparecen dos campesinos, un hombre y una mujer, rezando en el campo. Los rayos X revelan que Millet había pintado entre ellos el ataúd de un niño y que luego lo eliminó, quizá para quitarle dramatismo.

Otra técnica más reciente es la reflectografía infrarroja. Se trata de enviar luz infrarroja a la pintura y estudiar la forma como se refleja. Esto permite detectar esbozos a lápiz o carbón que forman los primeros esbozos de la obra. Los expertos también pueden averiguar así el sistema utilizado para obtener las figuras. Todo ello enriquece el conocimiento sobre cada autor y su proceso de creación.

Una técnica más avanzada es la llamada PIXE, siglas en inglés de "emisión de rayos X inducida por partículas". Consiste en bombardear con un haz de protones (partículas subatómicas de carga eléctrica positiva) una pequeña parte de la pintura. Estos protones excitan -mandan a niveles de energía más elevados- a los electrones de los átomos de los pigmentos. Cuando el haz se detiene, estos electrones vuelven a su nivel energético anterior y la energía sobrante se emite en forma de rayos X, con longitudes de onda características de cada elemento. Ello permite, pues, conocer la composición de los pigmentos. Además, el haz de protones se genera con un acelerador de partículas, lo que motiva la presencia de este instrumento científico en los laboratorios de algunos museos, como el del Louvre. Ello aporta un bonito simbolismo sobre la relación entre arte y ciencia.

Una técnica parecida consiste en bombardear la obra con neutrones, partículas sin carga eléctrica. Las emisiones producidas en este caso permiten conocer los componentes de los pigmentos, pero también los isótopos de estos elementos químicos. Los isótopos son formas de un mismo elemento que difieren en su peso atómico. El dato es muy importante porque una sustancia con los mismos elementos químicos puede estar formada por distintos isótopos. Y a partir de esta información podemos llegar a conocer de donde provenía una sustancia concreta. La diferencia isotópica también permite relacionar una pintura con una época determinada. Así, el plomo europeo tiene un porcentaje más elevado del isótopo 206 que el de otros continentes. Como Europa importó plomo de América a partir del siglo XIX, las obras de esa época o posteriores tendrán, probablemente, pigmentos más pobres en este isótopo.

Estos análisis sirven para conocer mejor las obras de arte, para ayudar en la atribución de una de ellas a un artista o a una época determinados, para detectar fraudes y para estar seguros de la composición de la obra de forma que los conservadores y restauradores puedan realizar su trabajo con más garantías.

Muchas de estas técnicas fueron utilizadas en el año 2006 con el fin de someter a un profundo examen al cuadro más famoso del mundo: "La Gioconda" de Leonardo da Vinci. Los análisis revelaron muchos detalles sobre el proceso de elaboración, los cambios introducidos por Leonardo, los pigmentos y aglutinantes empleados y el estado general de la obra. Todos ellos servirán para debates entre historiadores del arte y para un trabajo más preciso de los restauradores. Y ayudarán a que arte y ciencia no se vean como disciplinas alejadas, sino que se benefician entre sí.

Fuentes de información:
- Artículo: The de Brecy Madonna and Child Painting: A Raman Spectroscopic Analysis, H.G.M. Edwards y T.J. Benoy, Analytical and Bioanalytical Chemistry, vol. 387, pp.837-846 (2007).

Libro: Au coeur de la Joconde. Léonard de Vinci décodé, Gallimard, París 2006

http://www.debrecy.org.uk/

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Pensamiento de hoy

febrero, 2008
Aprender sin pensar es tiempo perdido, pensar sin aprender es peligroso.
Confucio, filósofo chino.


"No hay viento favorable para el que no sabe a dónde va" (Séneca)

Camuflaje OVNI

Copyright

En nuestro mundo, una de las facultades que más nos asombra del mundo animal es la llamada mimetismo. Esta es la capacidad de los organismos vivos para pasar inadvertidos para los depredadores. Las variantes son múltiples, desde cambiar el color del pelaje, confundiéndose con su medio, hasta el de adquirir las formas de su entorno, incluso cuando nosotros mismos observamos el comportamiento de animales de nuestro interés, utilizamos el recurso del camuflaje. En la guerra la invisibilidad es una premisa, es por eso que la nación que logre duplicar el camuflaje OVNI obtendrá todas las ventajas sobre su enemigo. Actualmente existen naves invisibles, por lo menos para el radar, como el llamado Stealth Fighter, que por su diseño y pintura especial pasa inadvertido para los radares.

Einstein, en una de sus teorías afirmaba que mediante procesos magnéticos haciendo vibrar un objeto, esté podría desplazar el espectro electromagnético visible que despiden los objetos haciéndolos completamente indistinguibles para el ojo humano. Teoría que se probaría en el tristemente célebre experimento Filadelfia en 1947, con repercusiones bastante lamentables.

Los rayos infrarrojos y ultravioleta están por encima y por debajo, respectivamente, del espectro visible para el ojo humano. Para que una frecuencia infrarroja pueda ser perceptible son necesarios elementos ópticos y tecnológicos de los que carece el ojo humano, sin embargo, un ejemplo claro para poder realizarlo en nuestro hogar, basta colocar un telemando frente a una cámara de video y observarlo en el monitor de televisión.

Esto explicaría cómo aparece y cómo queda registrado en un video un OVNI, cuando al realizar la grabación éste no se observa y ni siquiera es el centro de atención. No obstante, este fenómeno también se produce en negativos fotográficos aun cuando este proceso (óptico químico) es diferente al video. Dando una idea de que si nuestras percepciones físicas no pueden detectar estos avistamientos, sí se cuenta con elementos para poder observarlos.

Otro tipo de camuflaje OVNI (al menos físico y visible), sería el de adoptar las formas del entorno atmosférico, en este caso nubes. Se han registrado avistamientos donde los observadores de estos fenómenos, ven claramente cómo las nubes tienen movimientos caprichosos en el cielo. Estos movimientos por cierto muy semejantes a los observados a través de la historia, donde incluso algunos casos se observan bajar entidades de las mismas.

Por otra parte, la misma maniobrabilidad de algunos OVNI´s hacen que pasen desapercibidos para algunos instrumentos de detección, esto como es de suponerse, sólo es necesario hallarse fuera del campo que cubre un radar, colocándose por encima o por debajo para pasar inadvertido. En medio de estos parámetros explicativos queda otra interrogativa, ¿se pueden ver o fotografiar entidades que se desarrollan en un plano de tres dimensiones? No, no se puede, ya que no obedecen las leyes físicas y ópticas del mismo comportamiento que conocemos, haciendo imposible dejar constancia en una placa o en un video, al menos con la óptica terrestre tal y como la conocemos.

Como se podrá deducir entonces, el hecho de que observemos OVNI´s en el cielo, sólo puede tratarse de un acto consciente de ser observados y enterarnos que allá arriba está sucediendo algo.