Hallazgo de pendientes en forma de uvas remonta la tradición vitivinícola hasta hace 2.300 años

Jumilla.- Las excavaciones de una de las necrópolis del conjunto arqueológico íbero de Coimbra del Barranco Ancho, en Jumilla, han posibilitado el hallazgo de unos pendientes en forma de racimo de uva de hace 2.300 años que pondrían de manifiesto la tradición vitivinícola de esa zona del altiplano murciano.
Imagen de una de las cerámicas griegas, fechadas a lo largo del siglo IV antes de nuestra era, que han sido halladas en las excavaciones de una de las necrópolis del conjunto arqueológico íbero de Coimbra del Barranco Ancho, en Jumilla (Murcia).

Según fuentes municipales, ese conjunto arqueológico es uno de los más importantes e interesantes de la cultura íbera, al tratarse de uno de los poblados más extensos del sureste español, compuesto por tres necrópolis, un santuario dedicado a la diosa Tanit y un poblado de finales de la edad del Bronce, con una necrópolis asociada.

La zona donde se está excavando actualmente, la de la esta última necrópolis, se fecha a lo largo del siglo IV antes de nuestra era, según se deduce de las cerámicas griegas que aparecen en el ajuar de algunas de las más de 200 tumbas encontradas allí.

Entre los materiales hallados, destacan varios pendientes, dos de ellos de oro, en forma de racimos de uva y que podrían pertenecer a un guerrero íbero, lo que, según uno de los responsables de los trabajos de excavación, Juan Gallardo, "eleva la tradición vinícola jumillana a una antigüedad de 2.300 años".

Gallardo añadió que este hecho lo corroboran las pepitas de uva halladas entre los restos de los troncos utilizados en la necrópolis para incinerar a los muertos.

Estas excavaciones, en las que trabajan unas 20 personas, son la continuación de las iniciadas en 2004, en el marco del proyecto de investigación sobre el mundo ibérico de la comarca Íberos Murcia, que se desarrolla gracias a la financiación de la fundación Adendia, con la colaboración de la concejalía de Cultura de Jumilla.

Los trabajos en el conjunto arqueológico, que se iniciaron en 1977, han aportado piezas como el pilar-estela de Los Jinetes, un monumento funerario de interés equiparable a la Dama de Elche y de cita obligada en el estudio de la escultura íbera.

Según las mismas fuentes, la importancia del yacimiento se incrementará con los resultados de las investigaciones en curso, entre otras, las que incluyen precisiones sobre las cerámicas áticas, que permitirán el estudio de estos materiales.