Detalle de uña de gato en el Parque Nacional de Islas Atlánticas
Procede de África y se extiende por muchos arenales costeros
Desplaza a la flora autóctona y altera los ecosistemas nativos
'Nunca mais', sigue siendo el grito de guerra de los gestores de la naturaleza en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas, en las rías gallegas. Nunca más a las plantas alóctonas que invaden los tres archipiélagos protegidos. Y especialmente a la popular uña de gato ('Carpobrotus edulis'), una planta tapizante que, aunque muy atractiva y con flores de color fucsia, es una especie invasora que acaba con las plantas autóctonas del espacio protegido.
La guerra contra la uña de gato en las Islas Cíes comenzó al poco de ser nombrado parque nacional. Pero también en aquel otoño de 1992 llegó el Diluvio Universal en forma de chapapote, provocando la mayor emergencia ambiental en un espacio de alto valor natural.
Los esfuerzos, tiempo y presupuestos dedicados al fuel del 'Prestige' desde hace cerca de seis años, no han impedido que la batalla contra la uña de gato se haya llevado a cabo, y que esté casi erradicada de las islas Cíes, y de la de Cortegada. Pero, en la isla de Sálvora, la más septentrional, todavía quedan grandes manchas de la planta invasora.
"Llevamos ya dos años en Sálvora. Pero todavía queda bastante trabajo", señala el director del parque nacional, José Fernández Bouzas. Se trata de un trabajo manual, en el que no se puede emplear maquinaria para no agredir el medio. Además, la filosofía de los gestores del parque, es que el trabajo lo realicen voluntarios: "Para que vean y expliquen en su entorno el por qué hay que quitar las plantas invasoras".
"Es una planta bonita, pero desplaza a las autóctonas y desaparecen"
En estos días acaba de terminar una nueva fase de erradicación de la dichosa planta, en la que se han arrancado 30.000 kilos. O para ser más exactos, 256 sacos de plástico de 1.000 litros de volumen. Ahora se apilan en bolsas en el pequeño muelle de Sálvora para que se sequen y pierdan peso y luego se procederá a su traslado a un vertedero de la península.
"Es una planta tapizante bonita. Pero desplaza a las autóctonas y desaparecen. Crece sobre ellas, las oculta, quita los nutrientes y la luz y se mueren. Y eso en un parque nacional que debe cuidar sus especies, no es posible", justifica Fernández Bouzas.
"Tardaremos mucho. A lo mejor nos lleva cinco o 10 años más. Pero aquí sólo quedarán las plantas endémicas. Las islas serán un reservorio de ellas; un jardín botánico en vivo y visitable", añade el biólogo.
La uña de gato procede de Sudáfrica y es muy utilizada en jardinería junto a mar por su resistencia a la sequía y la sal. Llegó a Sálvora de la mano del ingeniero que construyó el faro para tapar los escombros de la obra. No lo hizo de mala fe hace 40 años. Pero como le gustó a la marquesa de Revilla (entonces dueña de la isla y del pazo que hay en ella) la llevó al jardín. Y de allí pasó a las demás islas, de donde los pescadores y marineros se la llevaron también a la península, y así...
Ahora cambiará la situación. La hierba de enamorar o los paxariños, las dos herbáceas víctimas de la uña de gato tendrán una segunda oportunidad. Sin embargo no siempre se puede actuar con éxito contra la especies invasoras. De ahí el nunca mais.
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