
Un esqueleto hallado hace treinta años en Stonehenge, y que data del año 2300 a.C. más o menos, podría ser la clave para desvelar algunos de los secretos del famoso lugar. Según el arqueólogo Dennis Price Stonehenge debió tener centinelas, encargados de guardar el templo, que sólo podían ser reemplazados por alguien que les hubiera derrotado en combate.
Los secretos de Stonehenge en un esqueleto
Así, piensa que el lugar pudo ser una especie de arena de gladiadores primitivos, donde se celebraban combates rituales. El esqueleto en cuestión pertenecería a uno de esos centinelas. Una de las evidencias que avalarían esta teoría es que la mayor parte de las tumbas halladas en el lugar contenían un ajuar armamentístico.
Otra evidencia puede ser que en Italia existió otro lugar en el que esto ocurría, el templo de Diana en Nemi. Allí un hombre podía convertirse en sacerdote del templo sólo mantando al anterior. (Esto me recuerda el estupendo libro de Sir James G. Frazer La Rama Dorada, un libro que todo interesado en la mitología y la religión antiguas debería leer y disfrutar, donde se explica más a fondo el tema del templo de Diana).

Hace unos días un grupo de arqueólogos anunció el descubrimiento, a unos tres kilómetros de Stonehenge, de una villa neolítica. Según las primeras dataciones la fecha de construcción de las viviendas halladas se corresponde con la del famoso monumento: hace unos 4.600 años.
Además se han encontrados numerosos restos de huesos de cerdo y ganado, lo que podría indicar la celebración del solsticio con grandes fiestas y rituales. ¿Será esta la ciudad de los constructores de Stonehenge? Esperaremos a ver que nos cuentan los arqueólogos.
De momento el misterio de la procedencia de las ciclópeas piedras del círculo más famoso del mundo sigue sin resolverse.
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