(NC&T) Así sucedió en octubre del 2003 en la Isla de Banks en Canadá, al borde del Mar de Beaufort, dentro del círculo polar ártico. La lluvia cayó durante varios días sobre una capa de nieve de 15 centímetros de espesor, y se escurrió a través de ésta hasta la superficie de la tierra. La temperatura entonces bajó y el agua se volvió una capa espesa de hielo que duró todo el invierno e impidió que los animales que trataban de pastar pudieran alcanzar su suministro de comida de líquenes y musgos en la superficie de la tierra. Unos 20.000 bueyes almizcleros se murieron de hambre.
La hambruna duró muchos meses y nadie lo supo hasta que fueron a esos parajes en la siguiente primavera para contar la población.
Thomas Grenfell, profesor de ciencias atmosféricas en la Universidad de Washington, quien ha estudiado la catástrofe de la Isla de Banks, y Jaakko Putkonen, profesor de ciencias de la Tierra y del espacio en dicha institución, han encontrado evidencia de esa lluvia nefasta de 2003 sobre la nieve en representaciones gráficas de lecturas de microondas hechas desde satélite, y creen que las imágenes de esta clase podrían proporcionar una forma para ayudar a descubrir tales eventos en el futuro.
Sus métodos podrían proporcionar a las personas nativas de tales regiones, cuyo sustento depende de animales tales como los bueyes almizcleros, los renos y los caribúes, una oportunidad para hacer llegar comida a los rebaños y evitar que mueran en una hambruna masiva.
Estos animales pastan en la isla noruega de Spitsbergen, en 1992. Muchos murieron por las lluvias de 2003Esto es extensivo a toda la región ártica; Alaska, el norte de Canadá, Siberia, Escandinavia, y dondequiera que haya permafrost.
Actualmente, no hay ninguna manera de saber con exactitud dónde o cuán a menudo se desencadenan estos episodios de lluvia potencialmente devastadores, pero el uso de datos de satélite para localizarlos podría suplir la escasez de estaciones meteorológicas en el Ártico.
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