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Wednesday, April 9, 2008

Serendipi...¿QUÉ?




http://seti.berkeley.edu/serendip/
http://www.astroseti.org/


En el reino de Serendip

Había una vez un Reino exótico y oriental llamado Serendip cuya memoria se confunde con la imaginación. Los más viejos nos cuentan que existió; que estaba en una isla que muchos, muchos años después se llamó Ceilán y que hoy se conoce como Sri Lanka. A juzgar por la sonoridad de los nombres de algunas ciudades de esa isla, como Trincomalee o Jaffna, bien pudo ser así. O quizá siempre estuvo en Persia, el reino de los cuentos.

En el Reino de Serendip se contaban muchas y maravillosas historias pero el azar quiso que sólo llegáramos a conocer una. Se trata de la historia de los tres príncipes de Serendip, individuos privilegiados no sólo por su noble ascendencia sino además por el don del descubrimiento fortuito. Cuenta la historia que estos tres personajes encontraban, sin buscarla, la respuesta a problemas que no se habían planteado; que, gracias a su capacidad de observación y a su sagacidad, descubrían incidentalmente la solución a dilemas impensados.

Tan peculiar debió parecerle este don a un anónimo testigo que decidió inmortalizarlo escribiendo el anónimo relato que llevó por título, en inglés, “The Three Princes of Serendip”.

Mucha, mucha gente leyó ese libro a lo largo de los años. Pero cuando lo leyó el señor Horace Walpole en el siglo XVIII algo cambió. A Walpole el don de los tres príncipes también debió de parecerle sublime, si bien difícil de explicar, y se inventó al efecto una expresiva palabreja: “serendipity”, una palabra que, dado que el señor Walpole era inglés, tuvo su primera oportunidad de repetirse y crecer en el mundo anglosajón.

El género epistolar es bien conocido como instrumento de declaraciones amorosas; pero, si no acaban en la hoguera y superan el paso de las décadas, las cartas son también una fuente valiosísima de información histórica. Y la carta que el señor Walpole escribió a su tocayo sir Horace Mann el 28 de enero de 1754 es una de esas que hacen historia. No Historia de la guerra ni de los imperios, no historia de espías o conspiraciones, sino historia de la palabra. En esa carta Horace Walpole hablaba de su reciente creación, de la palabra serendipity y de su riqueza expresiva. Leamos...

“. . . this discovery indeed is almost of that kind which I call serendipity, a very expressive word, which as I have nothing better to tell you, I shall endeavor to explain to you: you will understand it better by the derivation than by the definition. I once read a silly fairy tale, called The Three Princes of Serendip: as their highnesses travelled, they were always making discoveries, by accidents and sagacity, of things which they were not in quest of: for instance, one of them discovered that a mule blind of the right eye had travelled the same road lately, because the grass was eaten only on the left side, where it was worse than on the right--now do you understand serendipity?”

“... este descubrimiento es del tipo que yo llamo serendipia, una palabra muy expresiva que voy a intentar explicarle, ya que no tengo nada mejor que hacer: la comprenderá mejor con su origen que con definiciones. Leí en una ocasión un cuentecillo titulado “Los tres príncipes de Seréndip”: en él sus altezas realizaban continuos descubrimientos en sus viajes, descubrimientos por accidente y sagacidad de cosas que en principio no buscaban: por ejemplo, uno de ellos descubría que una mula ciega del ojo derecho recorría últimamente el mismo camino porque la hierba estaba más raída por el lado izquierdo—¿comprende ahora la serendipia? “

La palabra “serendipity” se encuentra hoy en los diccionarios de inglés y su noción se ajusta muy bien a numerosos casos de descubrimientos científicos, que se producen “por casualidad”, que se encuentran sin buscarlos, pero que no se habrían llegado a realizar de no ser por una visión sagaz, atenta a lo inesperado y nada indulgente con lo aparentemente inexplicable.
No existe traducción al español de esta peculiar palabra. El traductor del libro “Serendipity. Accidental Discoveries in Science” de Royston M. Roberts (John Wiley & Sons, 1989) se vio en un verdadero aprieto ante la perspectiva de traducir serendipity como “condición del descubrimiento que se realiza gracias a una combinación de accidente y sagacidad”. Su propuesta de introducir la palabra “serendipia” como un neologismo parece absolutamente razonable pero tendrá que superar las pruebas de los doctores de la lengua antes de encontrar su bendición institucional.
Mientras esto ocurre podría aprovechar para enumerar algunos casos de descubrimientos serendípicos, que resultan verdaderamente ilustrativos de la forma en que avanza nuestro conocimiento y evoluciona nuestra civilización.


Principio de Arquímedes


Cuenta la leyenda que lo concibió mientras se bañaba, al apreciar que su cuerpo iba pesando menos a medida que se sumergía y hacía rebosar el agua del baño. Tan grande fue su entusiasmo al darse cuenta de que el volumen de agua desplazado era el mismo que el de su cuerpo sumergido que salió corriendo desnudo de los baños gritando "Eureka" (Lo encontré).

El salto de la pata de rana
“Había diseccionado y preparado una rana del modo habitual y mientras atendía otro asunto la dejé extendida en una mesa sobre la que había una máquina eléctrica pero a una considerable distancia de la misma. Cuando una de las personas presentes tocó ligeramente por accidente los nervios de la rana con la punta de un escalpelo, todos los músculos de sus patas se contrajeron una y otra vez, como afectados por intensos calambres”
Así describía Galvani su primera observación absolutamente accidental de lo que el llamaba "electricidad animal". En lugar de olvidar el incidente no paró hasta reproducirlo. Los experimentos de Galvani ayudaron a establecer las bases del estudio biológico de la neurofisiología y la neurología. El cambio de paradigma en este campo fue radical: los nervios no eran canales con fluidos como la mente de Descartes había concebido tiempo atrás, sino conductores eléctricos. La información dentro del sistema nervioso se transportaba mediante la electricidad generada directamente por el tejido orgánico.

La primera pila eléctrica

La diseñó Alessandro Volta en 1800 a raíz de las observaciones serendípicas de Galvani, demostrando que la génesis de la electricidad se debía a la conexión de dos metales dispares a través de una disolución electrolítica.
Pegajoso ma "non tropo"

No sólo grandes descubrimientos científicos, sino también pequeñas (aunque muy rentables) contribuciones tecnológicas tienen raíces serendípicas. Por ejemplo, el adhesivo empleado en las notas autoadhesivas de tipo "Post-It" no era lo que sus descubridores estaban buscando. Les salió mal y como pegamento era un desastre. Sin embargo una sagaz reevaluación posterior lo sacó del cajón de los fracasos inconfesables para (después de un cierto proceso de optimización) encumbrarlo en los altares de las más rentables innovaciones.

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Pensamiento de hoy

febrero, 2008
Aprender sin pensar es tiempo perdido, pensar sin aprender es peligroso.
Confucio, filósofo chino.


"No hay viento favorable para el que no sabe a dónde va" (Séneca)

Camuflaje OVNI

Copyright

En nuestro mundo, una de las facultades que más nos asombra del mundo animal es la llamada mimetismo. Esta es la capacidad de los organismos vivos para pasar inadvertidos para los depredadores. Las variantes son múltiples, desde cambiar el color del pelaje, confundiéndose con su medio, hasta el de adquirir las formas de su entorno, incluso cuando nosotros mismos observamos el comportamiento de animales de nuestro interés, utilizamos el recurso del camuflaje. En la guerra la invisibilidad es una premisa, es por eso que la nación que logre duplicar el camuflaje OVNI obtendrá todas las ventajas sobre su enemigo. Actualmente existen naves invisibles, por lo menos para el radar, como el llamado Stealth Fighter, que por su diseño y pintura especial pasa inadvertido para los radares.

Einstein, en una de sus teorías afirmaba que mediante procesos magnéticos haciendo vibrar un objeto, esté podría desplazar el espectro electromagnético visible que despiden los objetos haciéndolos completamente indistinguibles para el ojo humano. Teoría que se probaría en el tristemente célebre experimento Filadelfia en 1947, con repercusiones bastante lamentables.

Los rayos infrarrojos y ultravioleta están por encima y por debajo, respectivamente, del espectro visible para el ojo humano. Para que una frecuencia infrarroja pueda ser perceptible son necesarios elementos ópticos y tecnológicos de los que carece el ojo humano, sin embargo, un ejemplo claro para poder realizarlo en nuestro hogar, basta colocar un telemando frente a una cámara de video y observarlo en el monitor de televisión.

Esto explicaría cómo aparece y cómo queda registrado en un video un OVNI, cuando al realizar la grabación éste no se observa y ni siquiera es el centro de atención. No obstante, este fenómeno también se produce en negativos fotográficos aun cuando este proceso (óptico químico) es diferente al video. Dando una idea de que si nuestras percepciones físicas no pueden detectar estos avistamientos, sí se cuenta con elementos para poder observarlos.

Otro tipo de camuflaje OVNI (al menos físico y visible), sería el de adoptar las formas del entorno atmosférico, en este caso nubes. Se han registrado avistamientos donde los observadores de estos fenómenos, ven claramente cómo las nubes tienen movimientos caprichosos en el cielo. Estos movimientos por cierto muy semejantes a los observados a través de la historia, donde incluso algunos casos se observan bajar entidades de las mismas.

Por otra parte, la misma maniobrabilidad de algunos OVNI´s hacen que pasen desapercibidos para algunos instrumentos de detección, esto como es de suponerse, sólo es necesario hallarse fuera del campo que cubre un radar, colocándose por encima o por debajo para pasar inadvertido. En medio de estos parámetros explicativos queda otra interrogativa, ¿se pueden ver o fotografiar entidades que se desarrollan en un plano de tres dimensiones? No, no se puede, ya que no obedecen las leyes físicas y ópticas del mismo comportamiento que conocemos, haciendo imposible dejar constancia en una placa o en un video, al menos con la óptica terrestre tal y como la conocemos.

Como se podrá deducir entonces, el hecho de que observemos OVNI´s en el cielo, sólo puede tratarse de un acto consciente de ser observados y enterarnos que allá arriba está sucediendo algo.