
(NC&T) El continente africano está partiéndose despacio a lo largo del Rift de Africa Oriental, una serie de depresiones profundas que mide alrededor de 3.000 kilómetros de largo, flanqueada por cordilleras. Un enorme penacho de roca caliente, parcialmente fundida, está subiendo diagonalmente desde la frontera entre el núcleo terrestre y el manto, a unos 2.900 kilómetros bajo la superficie de África del Sur, y haciendo erupción en la superficie de la Tierra, o enfriándose a poca profundidad bajo ésta, en la región de Afar, en Etiopía. Es el surgimiento de este penacho lo que está estirando la corteza de la Tierra hasta llevarla a su punto de su ruptura.
En septiembre del 2005 se abrieron de repente una serie de hendiduras a lo largo de una sección de 60 kilómetros, cuando la placa respondío catastróficamente a las fuerzas que tiran de ella. La rapidez y la inmensa longitud de la ruptura, un evento inaudito en la historia científica, fascina a los geólogos que se apresuraron a viajar a esta parte tan remota del mundo para empezar la observación y medición de lo que estaba ocurriendo. Empezó con un terremoto grande y continua con un enjambre de temblores moderados. Aproximadamente una semana después, la erupción del volcán Sabah expulsa cenizas y piedras al aire, causando la evacuación de 6.300 personas de la región, mientras en la tierra aparecían hendiduras, algunas de ellas de más de un metro de ancho.
Aunque estos movimientos son solo el comienzo de lo que se necesitara para crear un nuevo océano (el proceso completo tomarla millones de años) el evento de Afar ha dado a los geólogos una oportunidad unica para estudiar los procesos de ruptura que normalmente tienen lugar en el lecho de los océanos, a gran profundidad.
Lorraine Field está estudiando el volcán Dabbahu, localizado cerca de donde se desencadena el evento de las hendiduras, y del que nunca se había conocido que hiciera erupción antes de que se despertara en septiembre del 2005.
James Hammond está usando una amplia variedad de técnicas sismológicas para obtener imágenes de la corteza y el manto debajo de Afar.
Pero todo este trabajo no sólo beneficiara a la comunidad científica; también aumentara el conocimiento práctico sobre los riesgos naturales en Afar, y mejorara las medidas de seguridad tendentes a lidiar con lo que allá vaya sucediendo. Para lograr esto, los citados equipos de investigación trabajan estrechamente con los científicos etíopes y con los responsables de establecer normativas en la región.
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